sábado, 29 de noviembre de 2014

Ese Inquilino Llamado Ego

       Segunda Parte 

           David Topi un estudioso  de nuestro ser interior nos dice que “el ego no es más que la herramienta que nos ayuda a organizar los diferentes aspectos de nuestra personalidad de forma que podamos funcionar en el mundo, ser parte de él, interactuar en todas las situaciones de nuestra vida, y desenvolvernos con cierta soltura en todo lo que hacemos.”
Viéndolo de esta manera nos preguntamos entonces ¿Cuál es el problema? El problema está cuando dejamos que sea el ego que nos use a nosotros como herramienta, cuando dejamos que se manifieste de manera absoluta oprimiendo, o aniquilando a nuestro yo interior.
            Si no queremos perder  el centro, la serenidad y la sabiduría no podemos permitirle al ego tomar el control. El ego cuando es un regulador de nuestra personalidad ofreciéndonos las habilidades necesarias para “sobrevivir” no es malo, pero el ego que toma el control de nuestra personalidad es un problema que al final convierte nuestra vida en un hoyo negro.
            Para reconocer al ego es necesario primero reconocer que no es uno solo, es como si dentro de nosotros existieran varias personalidades y que alguna de esas personalidades puede ser la dominante, estar atentos es la premisa, percatarnos cuando esta dominando cada una de ellas  y de qué manera está  opacando a nuestra esencia. Reconociendo los pensamientos que los retroalimentan y que fabrican en la mente situaciones no reales (fantasia)
            Como nació el ego en nosotros, ese que domina y aniquila nuestra esencia? Nació en nuestra niñez  en nuestro hogar, en la escuela, al ver televisión, al leer la historia, y se retroalimenta solito a medida que crecemos y nos interrelacionamos. Las circunstancias sociales esa dinámica diaria lo va alimentando inflándose como globo quita la visión al ser, lo adormece…hasta que por fin, cuando nuestro propio organismo se empieza a quejar, nos damos cuenta de  que es el inquilino quien gobierna, y literalmente eso implica la aniquilación de lo que somos…nuestra extinción.
        El ego es perturbador cuando se le deja, dominar  nuestra esencia,  nos habla constantemente nos dice, por ejemplo:
-       Lo que haces y lo que tienes define quien eres
     -      Tu reputación es lo más importante así que cuida lo que digan de      ti.
-       Debes actuar como actúa la mayoría si no eres raro.
-       Estas  separado de todos.
-       Lo más importante eres tú.
-       Debes temerle a Dios, no trabajar con el.
-       Los demás seres vivos están por debajo de ti.
-   Los niños y los ancianos dependen de ti ya que eres el único que tienes el         control absoluto de tus pensamientos.
-       No sabes nada tienes que aprender todo.
-       Mientras más duela mayor es el éxito.
-       Estas en el camino espiritual por ello eres mejor que muchos.
-       Si no puedes hacerlo eres un inútil. 
            Podríamos generar una larga lista con las frases que nos dice el ego, frases que esculpen nuestra mente convirtiéndonos en autómatas, lista interminable seguramente, el inquilino es tenaz y poderoso , porque le hemos permitido que así sea.
Y cómo hacemos? Como hacer que ese inquilino no perturbe de esa manera nuestras vidas?
En un principio debemos estar ATENTOS.
La atención es una de las herramientas más poderosas con que contamos, por ello practicar a diario para estimularla y convertirla en algo natural es prioridad en  nuestro trabajo.
Si estamos atentos podemos RECONOCER al ego, verlo, palparlo, saborearlo, olerlo, escucharlo, sentirlo.
Cuando lo hemos reconocido no es difícil ACEPTARLO, aunque al principio lo miramos con molestia por  las consecuencias de algunos de sus actos, nuestra aceptación es casi espontánea y desde allí desde la aceptación podremos entablar con él una relación más adecuada a nuestra verdadera esencia y trabajarlo de manera de controlarlo incluso totalmente. 
Reconocer al ego no es difícil, lo que viene del ego como amo, produce dolor, miedo, angustia, incertidumbre, obsesión por el pasado o por el futuro, culpa, dudas, temores frente al sustento, dificultad en las relaciones, temor al qué dirán, pensamientos negativos frente a uno mismo, inseguridad, temor a actuar, temor a que nos digan que NO, soledad, apego, rabia, manipulación, depresión, sobreprotección, intolerancia, desapego, entre muchas otras. Esta fábrica de emociones tóxicas, llegan a generar en nosotros enfermedades que incluso pueden acabar con nuestra vida o hacer que nuestra calidad de vida disminuya mientras estamos en este planeta, así que ya es hora de que identifiquemos a ese ego manipulador y dominante, tomar el control y empezar a vivir según lo que realmente somos. Para ello es menester que tengamos en cuenta de que el ego no es uno solo sino un cumulo de diversas personalidades o yoes que se entremezclan entre si y que a veces toman el control absolutamente. Cuando esto sucede es imposible que miremos más allá de lo que hacemos, el aquí y ahora se desvanece, el pasado y el futuro son los precursores de nuestros pensamientos. Viviremos para rescatar un pasado o para lograr un futuro, llenos de miedos por el que dirán y por no alcanzar las expectativas que se nos han insertado desde que nacemos a través del proceso de socialización.
El investigador, Iván Durán Garlick, autor del libro “El Ego" dice que “la mente  de una persona con poca autoconciencia es un hotel cinco estrellas para el ego”, por lo que  para evolucionar es necesario conocer qué tipo de ego predomina en la personalidad y trabajarlo.
Para su investigación, Ivan Garlick dispuso 10 categorías de ego, las cuales podrán ayudarnos a reconocer, aceptar y trabajar nuestro ego. El Ego Sabelotodo:  Es aquel ego que siempre cree tener la razón, le gusta dar consejos sobre todo, siempre contesta aunque no sepa, cree tener respuesta para todo, no se puede quedar callado. 
El Ego Insaciable: Es el ego “centro de mesa”, no le gusta pasar desapercibido, hace cualquier cosa para llamar la atención. 
El Ego Interruptor: Su necesidad de autorreferencia es tan fuerte que interrumpe permanentemente, nunca deja que los otros terminen de hablar. 
El Ego Envidioso: Es el que no soporta los triunfos y éxitos de otros. Degrada a los que cree que son mejores que él. 
            El Ego Prestigioso: Es el ego que busca aplausos, reconocimiento y admiración en todo lo que hace. Siempre quiere ser el mejor. Frecuentemente les dice a los demás: “te lo advertí”, “yo sabía”, “te lo dije, pero tú nunca me escuchas”, etc. 
            El Ego Jinete: Se monta de lo que dicen otros. Se aprovecha de los datos de los demás para su propio beneficio. Saca partido de lo que otros dicen para estructurar sus propias intervenciones. Es copión y usurpador. 
El Ego Sordo: Nunca escucha, le gusta hablar sólo a él, habitualmente finge escuchar. 
El Ego Manipulador: Es aquel ego astuto que siempre se las arregla, ya sea tergiversando, acomodando, engañando, mintiendo o justificando para que las cosas resulten siempre a su favor. 
El Ego Orgulloso: Es aquel ego competitivo, discutidor, que no le gusta perder. 
El Ego Premental (silencioso): Es aquel ego que calladamente tiene un discurso paralelo, es criticón, hipócrita y enjuiciador. 
Cuando uno de estos egos predomina incluso las relaciones interpersonales se ven afectadas, poco a poco las consecuencias se van convirtiendo en una bola de nieve, y si no hemos reconocido su existencia, ni siquiera entenderemos que sucedió ni por qué sucedió. En cambio sí lo hemos reconocido podríamos activar mecanismos para manejar  los efectos sobre nuestro organismos y sobre las consecuencias negativas   en nuestro entorno. 
                                                                                                                                             Continuará

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