viernes, 28 de noviembre de 2014

Ese inquilino Llamado Ego

Primera Parte
Convencidos  de que lograr la armonía de nuestro ser es la clave, seguimos hurgando dentro de nosotros. Encontramos a un “inquilino” muy tenaz y atrevido en nuestro interior; inquilino capaz de generar situaciones determinantes cada vez que ejecutamos una acción…ese Inquilino es El Ego.
Conceptos destinados a definirlo provenientes de voceros científicos y espirituales convergen; a veces llegan a enfrentarse dialécticamente, en su afán de darle forma o de conseguir un método para estudiarlo pero la labor no es  fácil por no decir imposible porque es intangible,  no es palpable con los sentidos; aunque a veces creamos verlo, escucharlo, olerlo, saborearlo, tocarlo.
Y entonces ¿Que es el ego?
En latín ego significa “Yo”.
En la medida  en que se comienza a analizar el yo bajo los diferentes puntos de vista es que el ego a nivel conceptual empieza a tomar forma; para un psicólogo, por ejemplo, el ego sería parte del estudio prioritario del individuo para poder evaluar su conducta. Para alguna religión, el ego sería una inclinación del individuo a separarse de Dios…mientras más YO menos Dios.
La disertación sobre el ego viene dada, entonces, por el área que lo esté conceptualizando.
El ego es definido por la mayoría como la valoración excesiva de uno mismo, escuchamos o decimos frases como “esa mujer tiene un ego insoportable” “no avanza porque su ego es más grande que una montaña”
“Gracias a su ego quedara solo”.  A nivel general, se le da una connotación negativa al ego, cuando en realidad el Ego es la conciencia de lo que se es.
Para la psicología el ego es aquello que hace que una persona sea consciente de su propia existencia e identidad y de que puede relacionarse con el medio. Viéndolo de manera simple es el “yo aquí”, existiendo en un lugar físico, en una realidad determinada. Es la dinámica entre ese yo y el mundo físico.
Pero todo no es tan simple, el ego empieza a ser objeto de estudio profundo  dentro de las ciencias de la psique, en virtud de la trascendencia que tiene en nuestros actos. Simón Freud, por ejemplo,  sabía que para explicar la psique del ser humano  tenía que profundizar en el tema, tanto o más que  como lo habían venido haciendo filósofos en épocas anteriores. Es así como creó la teoría de la Estructura del Aparato Psíquico, distinguiendo tres instancias fundamentales: el “Ello”, el “Yo” y el “Súper Yo”. El Ello son los deseos, las  necesidades básicas, la parte primitiva de la personalidad, su propósito es disminuir la tensión que puede existir cuando existe una necesidad básica insatisfecha. Según Freud es el motor de nuestro comportamiento. No mide las consecuencias, solo es. Está presente desde el nacimiento.   El Yo es el regulador, el equilibrio el accionar ante las necesidades del ello pero con el análisis del súper yo tomado en cuenta. Sentir el mayor placer posible sin salirse de los parámetros de la realidad .Cumple las demandas del ello pero de manera realista.  El súper yo, contrarresta al ello es la parte que critica, reprocha, aprueba ofrece recompensa.  En esta parte se internalizan las normas  reglas y prohibiciones.
La manera como Freud explica al ego permite analizar con mayor eficiencia al individuo en cuanto a su conducta, el psicoanálisis fundamenta su teoría en estos estudios, sin embargo  si nuestro propósito es mejorar como seres humanos, toda esta teoría no nos ofrece elementos para hacerlo, nos resulta complicado nos sirve para entender  un poco de donde viene y como es, pero no para adquirir herramientas que logre nuestro objetivo.
Otras áreas del conocimiento han definido al ego, pero el parecido con el concepto que ofrece la psicología es notorio, por ejemplo la filosofía dice que el ego es el reflejo de la realidad de cada uno de los individuos, la antropología lo define como el punto desde donde se desarrollan todos los parentescos de las personas. Como se puede apreciar es en esencia el yo, relacionado con el área específica que lo define o que le da uso.
Cuando queremos explicar al ego en el área  espiritual el concepto se contrapone con el concepto de espíritu propiamente dicho, Mientras el ego es mente, personalidad, individualidad, yo. El espíritu es Alma conexión con la humanidad, nosotros, esencia, conexión con Dios o con un ser superior.
Verlo desde un solo aspecto obviamente nos genera un conflicto ya que no podemos ser dejando de ser, la personalidad es parte de nosotros y el ego forma la personalidad.  Si pensamos que el ego es la ausencia de Dios, Entonces ¿Es la sumisión la respuesta, el camino para dejar de lado a nuestro ego? Mientras menos pensamientos más cerca de Dios y menos ego?
 No es cuestión, entonces,  de la creencia o no de un ser superior a nosotros, es que al dejar que sea el yo quien domine nuestros actos, seguramente todos los componentes espirituales en nosotros se verán trastocados, porque al ser el individualismo nuestra premisa, obviamente el nosotros, la conexión con la humanidad y con los demás seres vivos estará rezagado a un segundo plano. Cosa que esta contrapuesto con la idea de crecer en todos los ámbitos de nuestro ser impidiendo que logremos el equilibrio que requiere nuestro ser para que logremos manejar los eventos físicos, psicológicos y espirituales de manera armónica.
Dejar que sea el yo quien solo gobierne nos permitirá ser a medias y no podemos acallar el hambre de SER totalmente, algo en nuestro interior nos está indicando que somos más que piel, más que mentes y es por ello que nos ha invadido la necesidad de descubrir algo más del ego  y de cómo influye en nuestro  crecimiento, de cómo manejarlo para dejar salir nuestra  esencia.

Al estar atentos a nuestro interior  y comenzar a percibir cuan maravillosos somos  el ser nos pide a  gritos que ahondemos en nuestra  parte espiritual,            ( nuestras creencias religiosas ciertamente juegan un papel importante )  nos percatamos, en cuanto al ego, que es   un inquilino habitual en nuestras vidas y que desafortunadamente, al no comprenderlo, comenzamos una relación de amor y odio, que al final nos limita el proceso de crecimiento  en el cual queremos y necesitamos  sumergirnos. En un principio nos decimos que el inquilino es importante para consolidar nuestra personalidad , nuestro carácter después de todo tiene mucho que ver con el ego , eso está muy bien pero muy pronto nos sacude un escalofrió ,conscientes de lo que somos y de quienes somos,  nos damos cuenta de que el inquilino  se sobrepasó y lo que era parte de nuestra personalidad se convirtió en una característica que distorsiona todo lo que verdaderamente somos  , y que poco a poco nos ha convertido en seres inseguros, iracundos, ansiosos , miedosos, y con un cúmulo de afecciones biológicas que limitan nuestra existencia. Sería un error, sin embargo,  ver al ego como “algo malo”; como un monstruo que nos destruye día con día. Verlo de esa manera dificulta mucho nuestro trabajo en él. El ego es parte de nosotros y por ende lo primero que debemos hacer es aceptarlo, reconocerlo y amarlo. Al no verlo como enemigo, sino como herramienta, las cosas empezaran a marchar de manera idónea. 
Continuará

No hay comentarios:

Publicar un comentario