Tercera Parte
Si el
inquilino se ve castrado por algún motivo o se pone en evidencia de manera sorpresiva, sentimos un malestar
que abre el camino a las emociones toxicas, la ira, el desasosiego, la
tristeza, se acomodan en nuestro ser y
si estas permanecen más de lo necesario, el ego en cuestión proveerá suficiente
material para llegar a caer en depresión. El constante accionar, el ir y venir
de las circunstancias que lo alimentan son un terreno fértil para las
enfermedades.
Partiendo
de estas categorías podemos emprender el camino para reconocer y aceptar a
nuestro ego.
Es el
momento de observarnos, para detectarlo. En nuestro día a día escuchemos lo que
decimos, como lo decimos, Si reconocemos
a nuestro ego sabelotodo por ejemplo, no funcionaría atacarlo de manera mortal,
sentirnos culpable de que nuestra mente fabrique esos pensamientos. Funciona
mejor negociar, si es sabelotodo debe desear aprender así que hacerle ver que
aprenderá del interlocutor ayuda y en la medida que realmente escuche todo
saldrá bien, poco a poco se acostumbrara a callar y a aprender y allí seremos dueños de la situación. Al principio nos será
difícil mantener a raya a nuestro ego, pero utilizando la respiración, la
atención, la meditación y el amor lo
lograremos.
Ya
hemos reconocido de qué tamaño es nuestro ego, sus características, los tipos
que predominan en nuestro ser. Hemos encontrado cuanto poder ejerce en nosotros
y como nos ha venido afectado. Entendemos que debemos trabajar en el
diariamente , los ejercicios que se han dispuesto en temas anteriores sobre
respiración atención y meditación serán nuestros aliados.
Para
que la labor sea más sencilla es bueno enumerar algunas manifestaciones de
nuestro ego que propenden a su dominio, evaluarlas de esta manera nos facilita
el trabajo:
1.-
Existe en el individuo una necesidad de ACEPTACION por parte de los demás, es
tiempo perdido ya que la aceptación externa no es más que fantasía del ego, una
ilusión. Cada individuo es diferente y lo que uno acepta el otro no, así que debe
entenderse esto…El ego te engaña cuando te dice que debes hacer que los demás
te acepten . Rechaza esa posición. Cuando te encuentres sintiendo la necesidad
de ser aceptado por los demás, respira cinco veces de manera profunda, relájate
conéctate con tu esencia que es perfecta y aniquila ese pensamiento. En alguna
oportunidad por alguna acción que has ejecutado, sientes que los demás pueden
estar condenando tu acción, te llena un profundo malestar aniquilador de
autoestimas, como respuesta y por sobrevivencia el ego genera en ti una serie
de respuestas que más que una solución
perjudica tu bienestar . Rechazando desde el principio la necesidad de aceptación,
evitaras muchos conflictos internos.
2-
Se humilde, sencillo es una de las mejores armas contra nuestro inquilino. Tener
interés por las cosas simples a nivel material y espiritual nos ofrece
tranquilidad y sosiego. “tener lo mejor” “lo más Caro” proviene de dónde? Que
nos motiva a desear tantas cosas materiales? El ego nos dirá que nos merecemos
lo mejor y para él lo mejor es aquello que deslumbre a los demás y que ofrezca
un status, una hegemonía. Nos convertimos en esclavos del tener, y empezamos a
tener más de lo que podemos manejar. El resultado es una constante angustia,
envidia, inconformidad, egoísmo. Podemos practicar la sencillez a partir del desarrollo de un estilo de vida cómodo
pero no ostentoso y a partir del recurso a situaciones de felicidad que no se
relacionen con el consumo sino con las experiencias vividas y con aquellos que
nos rodean. Las personas sencillas son naturales y espontáneas, rechazan el protocolo
y prefieren la informalidad. La sencillez es un valor actualmente muy apreciado
en las personas. Quienes lo tienen se caracterizan, entre otras muchas cosas,
porque son humildes, porque no hacen ostentación de lo que poseen o de lo que
saben, porque no se dedican a dar lecciones a los demás sobre qué deben hacer o
cómo deben realizar algo, porque no hablan siempre de sus logros o de sus
aciertos… Es ser humildes de acción y pensamiento, lograr esto a través del
ejercicio diario de esta cualidad, conlleva a que muchas presiones y tensiones
se desvanecerán y estaremos conviviendo con la felicidad con más frecuencia.
3- Pretender ser más o creer que se eres menos es una de las
trampas más frecuentes de nuestro inquilino. Si nos encontramos con pensamientos
que incitan a algunos de estos estados, es menester reaccionar y estar claro
que no se es ni más ni menos que nadie solo se es. En la medida de que este
pensamiento se va insertando en nuestra psique nos seguiremos ahorrando
malestares y conflictos internos.
4- Eliminar las culpas de nuestro ser es prioritario para
controlar el ego. Donde se encuentra la culpa ,? En el pasado, es una sensación
de malestar por algo que ya se hizo, o se dejó de hacer, así que no tiene sentido sentir culpas, ya paso.
Para ello pedir perdón, perdonarse, reivindicarse, corregirse es una muy buena
opción para aniquilar la culpa. El ego tiene la costumbre de regodearse del
pasado lo cual conlleva a que nos sintamos intranquilos. Nuestro organismo se
mantiene generando químicos que deterioran nuestra salud. Entonces otro paso
importante es decirle al ego que no eres culpable de nada que ya todo paso y si
seguimos con nuestro pensamiento corregir, perdonar…y seguir de inmediato. No
es no tener conciencia esa premisa es parte de la trampa del ego es que lo
hecho hecho esta y solo queda las consecuencias…sobre estas es que debemos
trabajar para minimizar el impacto de los errores. , somos humanos, corrige y continua.
5- El ego nos dirá que debemos ganar, que siempre tenemos que
tener la razón, tras esto perdemos respiros, y latidos. Le diremos al ego que
prefieres ser feliz que no estas en una contienda. Tus acciones tendrán el
resultado que deban tener según como estés manejando tu vida. Ser mejor o peor
no te dará lo necesario para subsistir, es solo un pensamiento del ego que envuelve
y distorsiona la realidad. Cuando evitamos que nuestras acciones se basen en el
ganar o tener la razón, empezamos a tener control sobre nosotros mismos. Cuando discutimos con alguien por tener la razón,
se pierde la perspectiva de lo que se conversa, la atmosfera se torna gris y áspera
.Incluso podemos molestarnos con esa persona. Son dos egos en batalla esto no
tiene sentido. Si estamos conversando con alguien y ambas están centradas,
equilibradas la conversación es productiva. Si por el contrario estas presto a
ser honrado y sientes que quieres demostrar algo con tus argumentos pero esa
persona es obcecada y esta distante a escucharte, pierdes tu tiempo. Si la
persona está equivocada no va a dar su brazo a torcer. Continuar con una
disputa es dejar que tu ego tome la batuta.
6-
Al ego le encanta quejarse por una cosa o por otra, si llueve es porque llueve
si no llueve es porque no llueve así es el ego. Nunca pareciera estar contento,
satisfecho. Los niveles de exigencia se incrementan a medida de que va tomando
el control la queja. Les pasa que nos percatamos de la constante quejas de
otros y es una alerta que nuestro ser
nos ofrece, si estamos rodeándonos de gente que se queja con mucha frecuencia,
ten la seguridad de que tu estás haciendo lo mismo. Esto te llama a la
reflexión y puedes tomar medidas. El ego utiliza la queja para conseguir
aceptación, llamar la atención, manipular. Cuando te encuentres quejándote
rechaza ese pensamiento. Dile no a la queja te sorprenderás de los cambios que
ocurrirán en tu existencia.
7.- Al ego le encanta estarse comparando, ya no más.
Cuando la comparación se adueñe de ti …recházala. La comparación evita que estés
atento a ti mismo , a tu propia
conciencia. Es una limitante para tu crecimiento.
8-
A nuestro ego le encanta etiquetar a las personas, es una manera de sobre valorarse.
Al creerse superior es responsable de la ambición, la envidia , el protagonismo,
la prepotencia. Cuando etiquetamos , descalificamos y si estamos descalificando
significa que nos estamos poniendo a un nivel superior que el otro. Si exaltamos nuestra personalidad
exageradamente nos llegamos a creer el
centro del universo. Es menester estar consciente de ello y de reconocer que
sentirnos la tapa del frasco solo puede generar frustraciones, pensamientos
destructivos y actitudes negativas.
9. Al ego le encanta el
drama, es así como algunos problemas parecieran ser del tamaño de una montaña,
entender que a veces las cosas no son tan grandes como parecen es una buena
táctica para manejar al ego dramático. Nos percataremos que los problemas no
son tan grandes y podremos mejorar nuestra eficiencia para resolver conflictos,
o circunstancias.
10- Al ego le encanta la pereza a través
de ella se retroalimenta ya que puede expandir los pensamientos con mayor libertad,
Es necesario reconocer si estamos siendo
perezosos y escuchar que dice el ego
para justificar esa actitud. Frases como: “Ya cumplo con tantas otras cosas que
no me voy a pedir más”; “Trabajo tanto que no me da tiempo y llego
agotado”; Al final siempre tengo otras
cosas que hacer” “no tengo idea de cómo hacerlo”; “mañana es un buen día para
hacerlo”, entre otras, son esgrimidas por el ego, el resultado, frustraciones,
baja autoestima, sensación de fracaso, indolencia, etc.
Podríamos escribir infinidad de situaciones
donde el ego es rey , en la medida de
que nuestra atención se ejercite , iremos encontrando a los diversos yoes y sus maneras de actuar.
En la
red encontré algunas recomendaciones en el orden espiritual que me parecen excelentes para controlar a
ese inquilino llamado ego.
1.-Intente conocer su ego y determinar cuando
su ego influye y domina su vida. Pregúntese: ¿Estoy escuchando a mi
falso yo o a mi yo espiritual?.
A medida que vaya adquiriendo conciencia de su ego, podrá librarse del egocentrismo y entrar en la conciencia superior.
2.-Comience a llevar la cuenta de con cuánta frecuencia usa el pronombre "yo". Al no centrarse en su propia persona estará superando el ego.
3.-Comience a considerar su ego como una entidad que le acompaña y que tiene un propósito. Es invisible y siempre está a su lado.
Trata de convencerlo de que usted está separado de Dios, de su superioridad respecto de otros, y de que es "especial". El quiere que usted se sienta ultrajado cuando recibe un trato incorrecto, cuando lo insultan, cuando no lo acarician; ofendido cuando no sale con la tuya, herido cuando pierde en una competición. Primero conoce a esta entidad. Luego se percata de que está obrando en usted. Por último, se libre de ella.
4.- Escuche a los demás y no se centre en sí mismo. Durante las conversaciones, concéntrese en lo que la otra persona está diciendo y en lo que siente. Luego responda con una frase que empiece por "tú, usted". Esto se denomina escucha activa. Es una manera de contener el ego y permitir que participe el yo espiritual.
5.-Resista el hábito de permitir que el ego domine su vida.
Cuanto más se resista a permitir que su ego sea quien controle su vida, más pronto llenará el espacio que antes ocupaban las exigencias de su falso yo.
6.-Practique la meditación diaria o el acallar su mente para deshacer la ilusión de que está separado del universo y que todas las almas son extensiones de la energía de Dios. Comenzará a tratar a los demás como le agradaría que lo tratasen a usted. Se sentirá conectado con todo y con todos.
7.-Trate de borrar de su mente la palabra "especial". Especial implica mejor que, o más importante que. Niega que Dios habita en cada uno de nosotros. Todos somos especiales a los ojos de Dios: por lo tanto, nadie necesita la etiqueta de "especial". No hay favoritos. No se relega a nadie.
Todos somos Uno.
8.- Escriba un diario. Trate de describir en que le beneficia sentirse ofendido. Lo que lo ofende es obra de su ego. No pretenda que el mundo debería ser como usted es y no como en realidad es.
9.- Dé más de sí mismo y pida menos a cambio. León Tolstoy, pasó de ser un egocéntrico a ser un servidor de Dios, luego de aprender muchas lecciones y pasar por tribulaciones. Y escribió lo siguiente: "El único significado de la vía es servir a la humanidad". Sea quien acaricie. Sea quien da cariño.
10.- Recuérdese cada día que el más alto culto que puede rendísele a Dios es servir a la humanidad, y que mediante ese acto su yo espiritual se sentirá realizado.
11.-Ponga fin a la búsqueda externa de la libertad y conozca el sabor de la auténtica libertad que es la comunión con su yo espiritual.
A medida que vaya adquiriendo conciencia de su ego, podrá librarse del egocentrismo y entrar en la conciencia superior.
2.-Comience a llevar la cuenta de con cuánta frecuencia usa el pronombre "yo". Al no centrarse en su propia persona estará superando el ego.
3.-Comience a considerar su ego como una entidad que le acompaña y que tiene un propósito. Es invisible y siempre está a su lado.
Trata de convencerlo de que usted está separado de Dios, de su superioridad respecto de otros, y de que es "especial". El quiere que usted se sienta ultrajado cuando recibe un trato incorrecto, cuando lo insultan, cuando no lo acarician; ofendido cuando no sale con la tuya, herido cuando pierde en una competición. Primero conoce a esta entidad. Luego se percata de que está obrando en usted. Por último, se libre de ella.
4.- Escuche a los demás y no se centre en sí mismo. Durante las conversaciones, concéntrese en lo que la otra persona está diciendo y en lo que siente. Luego responda con una frase que empiece por "tú, usted". Esto se denomina escucha activa. Es una manera de contener el ego y permitir que participe el yo espiritual.
5.-Resista el hábito de permitir que el ego domine su vida.
Cuanto más se resista a permitir que su ego sea quien controle su vida, más pronto llenará el espacio que antes ocupaban las exigencias de su falso yo.
6.-Practique la meditación diaria o el acallar su mente para deshacer la ilusión de que está separado del universo y que todas las almas son extensiones de la energía de Dios. Comenzará a tratar a los demás como le agradaría que lo tratasen a usted. Se sentirá conectado con todo y con todos.
7.-Trate de borrar de su mente la palabra "especial". Especial implica mejor que, o más importante que. Niega que Dios habita en cada uno de nosotros. Todos somos especiales a los ojos de Dios: por lo tanto, nadie necesita la etiqueta de "especial". No hay favoritos. No se relega a nadie.
Todos somos Uno.
8.- Escriba un diario. Trate de describir en que le beneficia sentirse ofendido. Lo que lo ofende es obra de su ego. No pretenda que el mundo debería ser como usted es y no como en realidad es.
9.- Dé más de sí mismo y pida menos a cambio. León Tolstoy, pasó de ser un egocéntrico a ser un servidor de Dios, luego de aprender muchas lecciones y pasar por tribulaciones. Y escribió lo siguiente: "El único significado de la vía es servir a la humanidad". Sea quien acaricie. Sea quien da cariño.
10.- Recuérdese cada día que el más alto culto que puede rendísele a Dios es servir a la humanidad, y que mediante ese acto su yo espiritual se sentirá realizado.
11.-Ponga fin a la búsqueda externa de la libertad y conozca el sabor de la auténtica libertad que es la comunión con su yo espiritual.
La auténtica libertad no necesita nada para demostrar su existencia. Sólo siendo auténticamente libre podrá amar, porque no existe amor sin libertad. La falsa libertad exige que tenga a la mano algo que dé fe de su existencia.
De igual forma encontré estas prácticas que de
ejecutarlas diariamente , llegara el momento que las haremos de manera
inconsciente lo que nos permitirá lograr el objetivo. Quitarle el control de
nuestra esencia al ego
1.
No te sientas
ofendido. Lo
que te ofende sólo contribuye a debilitarte. Si buscas ocasiones para sentirte
ofendido, las encontrarás. Sentirte ofendido crea la misma energía destructiva
que te ofendió y que lleva al ataque, al contraataque y a la guerra.
2.
Libérate de la
necesidad de ganar. Al
ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores. Es imposible ganar todo
el tiempo. Siempre habrá alguien más rápido, más joven, más fuerte, más listo y
con más suerte que tú. Tú no eres tus victorias.
3.
Libérate de la
necesidad de tener razón. Olvidarse
de esto es como decirle a tu ego: “no soy tu esclavo”. Pregúntate: “¿Quiero ser
feliz o tener la razón?”
4.
Libérate de la
necesidad de ser superior. La
verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata
de ser mejor de lo que eras antes. Céntrate en tu crecimiento.
5.
Libérate de la
necesidad de tener más. Por
mucho que logres y adquieras tu ego insistirá en que no es suficiente. Cómo
dijo San Francisco de Asis “ … es en dar cuando recibimos”
6.
Libérate de la
necesidad de identificarte con tus logros. Cuando te apegas a esos
logros y crees que lo estás consiguiendo tu sólo es cuando abandonas la paz.
7.
Libérate de tu
fama. La
fama que tiene no está localizada en ti, sino en la mente de los demás, por
consiguiente, no ejerces ningún control sobre ella. Si te preocupas demasiado
por cómo te van a percibir las personas, te habrás desconectado de la verdadera
intención. Así funciona el ego.
El trabajo para
manejar el ego es difícil y eterno pero entretenido y productivo. Siempre
querrá gobernar y el que estemos atentos y podamos manejarlo se tornara en una
aventura placentera, se sentirá satisfecho ya que la búsqueda del placer es su
objetivo y nosotros nos sentiremos más conscientes y dispuestos a seguir creciendo.